La huelga también demanda un aumento de los salarios y las pensiones.

Este viernes, miles de italianos se unieron a huelga general convocada por la confederación General Italiana del Trabajo (CGIL) y la Unión Italiana del Trabajo (UIL) en rechazo a las políticas económicas del Gobierno de la primera ministra Giorgia Meloni.

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La manifestación durará ocho horas en todos los sectores, a excepción del transporte público que será de cuatro horas y el ferroviario que no participará, ya que el pasado fin de semana protagonizó un paro de 24 horas.

La huelga busca exigir modificaciones en los presupuestos, que son vistos como insuficientes para mejorar los presupuestos en sectores públicos como la salud, la educación y políticas industriales.

El líder del Partido Demócrata y principal figura de la oposición, Elly Schlein, destacó en Roma que la huelga es en respuesta a las medidas del Gobierno de recortar recursos en áreas críticas.

En ese sentido, expresó que «es una huelga contra unos Presupuestos que recortan la salud pública y las escuelas, que ha incumplido sus promesas sobre las pensiones, que no invierte en el futuro, que no prevé la renovación de los contratos de 5 millones de trabajadores que están esperando».

Schlein subrayó la importancia de defender el derecho a la huelga «previsto en la Constitución», especialmente tras las acciones del Gobierno para restringir el paro en el sector del transporte.

Por otra parte, Francesca Re David, miembro del CGIL, enfatizó que los trabajadores tomaron las calles para proteger sus derechos y salarios. «La situación del transporte público es desastrosa y los empleados a menudo pagan las consecuencias también en relación con cómo las personas viven mal esta situación desastrosa», agregó.

En tanto, el secretario general de ese sindicato, Maurizio Landini, afirmó que la huelga busca transformar la situación del país y que la participación de todos es crucial. Asimismo, destacó que la movilización es una clara señal de que la mayoría de la población exige cambios en las leyes que afectan negativamente a los trabajadores.

Landini aseveró que «es un día de movilización como hacía tiempo que no veíamos. Ya tenemos unas cifras de adhesión a la huelga muy altas, así que es un día muy importante, la mejor respuesta que puede haber y una muestra de que la mayoría de este país está pidiendo que se cambien leyes nefastas y que el trabajo y la dignidad de las personas vuelvan a estar en el centro».

El secretario de la UIL, Pierpaolo Bombardieri, resaltó: «Creo que el Gobierno si ve cómo las 40 plazas en Italia se han llenado como ocurre hoy, tal vez debería hacer una reflexión. No sobre Landini y Bombardieri, sino con respecto a los miles, decenas, cientos de miles de personas que hoy están en las calles pidiendo cambios».

En Nápoles, donde se estima que 30.000 personas participaron en la protesta, se reportaron interrupciones en varias líneas de transporte, mientras que en Florencia y Cagliari también se registraron grandes concentraciones de manifestantes.

De acuerdo con los sindicatos, la participación en el sector del transporte público alcanzó el 70 por ciento en Cagliari, lo que refleja el amplio apoyo a la huelga en el país.

Enfrentamientos entre la Policía y manifestantes en Turín

En Turín, se registraron enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los manifestantes que formaban parte de la sección social de la huelga general.

Los enfrentamientos ocurrieron cerca de la estación Porta Nova, en la vía Sacchi, cuando los manifestantes intentaron romper el cordón policial para avanzar.

Según medios de prensa, la policía utilizó la violencia para dispersar a quienes participaban en la huelga.

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